“¿Vamos a los Valles?”. ¿Cuántas veces los tucumanos nos haremos esta pregunta durante el verano? Al mismo tiempo, una vez que llegamos a la Ruta 40, ¿cuántas veces tomamos hacia el Sur, en lugar de rumbear para Salta?

Sobre esa mítica ruta, justo donde Argentina deja de ser Tucumán y empieza a ser Catamarca, se encuentra Fuerte Quemado, que acaba de ser elegido “Pueblo con Encanto” por la provincia de Catamarca, pues le reconoce características que lo hacen único en su tipo. Sobre sus estrechas calles se levanta una atractiva y valiosa arquitectura (viviendas, iglesia) con fachadas de adobe y zócalos de piedra que hacen las veces de “portal de ingreso” a los tesoros que ofrece ese sector de los Valles Calchaquíes. Allí, los recorridos por los cerros (vía crucis incluidos) y la frescura del río se combinan de manera especial con la historia ancestral, las leyendas y la calidez de la gente.

Desde el siglo IX

El pueblo actual fue de fundación jesuita y pertenecía a la misión de Santa María de los Ángeles de Yokavil, que el año pasado cumplió 400 años.

Pero mucho antes (entre los siglos entre el siglo IX y XV) la zona había sido habitada por pueblos diaguitas, que alrededor de 1450 quedaron bajo dominio de los incas, que venían bajando desde Cusco.

De hecho, por Fuerte Quemado pasaba el ramal catamarqueño del Camino del Inca. Eso explica que a poco de caminar desde el pueblo actual (a 1.500 metros de la ruta) aparezcan los vestigios del anterior.

VIAJE AL PASADO. La historia se asoma en cada rincón del pueblo.

En una superficie de un kilómetro cuadrado, aproximadamente, todavía pueden verse muros de viviendas con forma de herradura, canales de riego, cuadros de cultivo, corrales para llamas, depósitos para granos, morteros dentro de estructuras circulares y un recinto con escorias de metales que puede haber sido un taller metalúrgico.

Pero el punto más “famoso” del pucará es la Ventanita o Intiwatana (“lugar donde se amarra el sol”) un portal de pircas que no sólo permitía controlar todo el valle, el río Santa María y el resto de la zona montañosa, sino que además era el primer lugar por donde pasaba (y sigue pasando) el sol cuando despunta el 21 de junio, día sagrado para las comunidades locales, que suben hasta allí para recibir al sol durante el Inti Raymi (”La fiesta del Sol”).

Quedate unos días

En Fuerte Quemado no hay hoteles, pero las casas de familia reciben a los visitantes con comidas típicas y sitio para descansar. }Y a sólo 12 kilómetros esta de Santa María, que está haciendo crecer su modalidad de Turismo Rural Comunitario: los propios habitantes ofrecen alojamiento, comidas típicas, actividades (cabalgatas, trekking, visitas por sitios históricos, y circuitos religiosos, turísticos y culturales.

INTIWATANA. En el pucará de Fuerte Quemado, la Ventanita marca el sitio exacto del sol en el solsticio de invierno.

“Es un turismo diferente, que se involucra con la cultura y con el lugar; consiste en vivenciar las experiencias de manera compartida entre los habitantes locales y visitantes, para disfrutar de la cultura a través de un intercambio respetuoso y sin dejar huella en el medio ambiente”, resaltan las autoridades de Turismo locales.